Altaveu #5 2022
Vadym (Altaveu #0)
27 años. Ucrania
Vadym llegó a España en marzo de 2016. Decidió venir porque la situación de su país estaba muy complicada. “El país estaba en guerra. Era como una guerra civil; pero una guerra en la que querían invadir el país o, por lo menos, algunas provincias de Ucrania.
«Pedí asilo en Valencia ese mismo año y, ya en marzo, ingresé en el programa de acogida en Accem, donde estuve 18 meses. Durante ese tiempo, lo primero para mí fue aprender español. Después, hice un curso de hostelería, que me ayudó, además, a mejorar mi castellano. Gracias a estos cursos pude conseguir algún trabajo de camarero. Tuve muchos trabajos con contrato y muchos otros en los que no; pero, al final, encontré un trabajo que de verdad me gustó y en el que, en la actualidad, estoy trabajando a gusto. Soy jardinero y hace poco me puse a aprender otro nivel de jardinería: poda y tala de palmeras y árboles en altura”.
A Vadym le denegaron la solicitud de asilo a finales de 2019 y, desde entonces, lucha por obtener el permiso de residencia todavía. “Y eso que hice 2 intentos (he presentado 2 veces a Extranjería con contrato de trabajo para un año, y dos veces me lo han denegado). Pero, no me voy a rendir y voy a seguir intentándolo tantas veces como haga falta”.
Refiere encontrarse muy bien en España y que le gusta mucho vivir en València. “Tiene muchas cosas bonitas alrededor, como playas, calas, montañas, etc. No creo que la cambiara por ningún otro lugar”.
Aliya (Altaveu #3)
44 años. Pakistán
“Me siento orgullosa porque voy al hospital, con otras mujeres, para realizar servicios de traducción de manera gratuita”. Así de contundente se muestra Aliya, quien, en la actualidad, vive en Barcelona.
Llegó a España en 2018 a causa de la situación de violencia que vivía en su país. Tras solicitar asilo en Barcelona, viajó a València en diciembre de ese mismo año para entrar al sistema de acogida. Durante los 18 meses que estuvo en el programa tuvo claro que “lo más importante era capacitarme para poder encontrar un trabajo. Primero, las clases de español y, después, un curso de peluquería en el que pude hacer prácticas”. Los meses de aprendizaje de español fueron intensos y me dediqué de lleno, ya que sabía que tenía que aprovecharlos al máximo para labrarme un futuro”.
Posteriormente, continuó formándose en diferentes ámbitos: peluquería, informática, servicios de limpieza. Sin embargo, la única referencia laboral que reseña es durante una semana en un locutorio. “Busco trabajo de cualquier tipo. He ido a muchas empresas, me he registrado en Labora, en Valencia activa, en Barcelona activa, en Eulen… Ahora estoy viviendo en Barcelona para intentar encontrar trabajo. A pesar de esto, me siento relajada en cualquier lugar de España porque sé idiomas y tengo residencia de larga duración. Agradezco mucho a España que cambiara mi vida”
Yuri (Altaveu #1)
40 años. Ucrania
Yuri llegó a España en el año 2016 debido a la situación en guerra de su país, Ucrania. Viajó a València en septiembre de ese mismo año, donde entró al sistema de acogida, gestionado por Accem, en noviembre.
“Al entrar al programa, tuve claro que lo más importante era formarme. Primero, las clases de español y, seguidamente, pude realizar algunos cursos ofertados por el Servef (actual Labora). Los diez meses de aprendizaje de español fueron intensos y me dediqué de pleno, ya que sabía que tenía que aprovechar al máximo para poder encontrar un trabajo. Finalmente, fui contratado en agosto de 2018 como fontanero, donde trabajo a jornada completa. Gracias al trabajo he conseguido estabilidad.”
Afirma que vivir en València le da tranquilidad. “Aquí soy feliz. Me gusta mucho pasear con mi mujer y mi hija, hablando y bromeando como una familia normal y corriente.”
Haja (Altaveu #3)
28 años. Gambia
“Tuve que huir de mi país y solicité protección internacional en la oficina de asilo de Madrid en 2017”. En aquel entonces, Haja estaba embarazada de ocho meses. Al poco tiempo, por su situación, la trasladaron a uno de los pisos de acogida de CEAR en Valencia, donde estuvo 6 meses junto con su bebé recién nacido. “En ese momento mi prioridad era la seguridad, la mía y la de mi bebé, y conocer el nuevo país”.
“Durante todo el tiempo que estuve en el programa de acogida, que en total fueron 24 meses, acudí a clases de castellano y realicé varios talleres para la búsqueda de empleo, donde aprendí dónde y cómo buscar trabajo, e hice dos cursos de formación: uno de ayudante de cocina y sala, y otro de limpieza de mobiliario, edificios y locales. Yo en mi país solo había trabajado realizando peinados y cortes de pelo para apoyar a mi familia. Aquí quería conseguir trabajo para mantenerme a mí y a mi hijo, soy madre soltera”.
Su primer trabajo fue en el año 2019. Desde entonces, ha tenido varios trabajos de limpiadora con contratos temporales. “El problema que tengo es que los horarios laborales son incompatibles con los cuidados de mi hijo y también que no puedo llegar a muchas empresas con transporte público”.
“Soy una persona luchadora, ahora me estoy sacando el carnet de conducir y me gustaría algún día poder estudiar el ciclo formativo de integración social, y, además, apoyar a las personas migrantes que tienen o han tenido las mismas dificultades que yo”.
Moses (Altaveu #2)
26 años. Sierra Leona
Moses llegó a España a bordo del Aquarius, “acogido por razones humanitarias por el gobierno de España y la Comunidad Valenciana después de que el gobierno de Italia y Malta se negó a aceptarnos. Fue una experiencia maravillosa ver a tantas personas dándonos la bienvenida cuando llegamos al puerto de València. En ese momento, solicité protección internacional”.
“Cuando entré en el programa, no fue fácil para mí debido a muchos problemas de mi pasado que todavía me pesan. Empecé las clases de español con unos profesores maravillosos (Juan y Rafael), que tenían mucha paciencia conmigo. También realicé cursos para desarrollarme profesionalmente”.
“Finalmente, conseguí trabajar en diferentes empresas y fundé una asociación: Aquarius Supervivientes, donde soy el Presidente. A través del voluntariado hacemos sensibilización en las escuelas, damos clases de español para inmigrantes y realizamos actividades para mejorar la integración, para visibilizar nuestra lucha por una vida digna y con plenos derechos”.
Moses ha visto denegada su solicitud de protección internacional, quedando en situación administrativa irregular. “Debido a que he trabajado durante más de dos años, tengo derecho a solicitar arraigo laboral y estoy esperando una respuesta positiva que me ayude a seguir adelante. Gracias a la gente que conozco en Valencia, he podido integrarme. Me hacen sentir como en casa, son mi familia. Aquí estoy feliz y esperando mi documento”.
Milad (Altaveu #0)
23 años. Irán
“En València me siento cómodo. La gente me ha hecho mucho bien y he notado un gran cambio en mí. Aquí ya no estoy como en mi país, donde estaba triste. Podría decir que me he liberado”
Milad lleva ya en España cinco años. Fue en febrero de 2016 cuando entró en el país y solicitó protección internacional. Tras un breve periodo en Madrid, a los pocos días, viajó a València para entrar en el sistema de acogida, donde permaneció 18 meses. Al entrar al programa, tuvo claro que lo más importante era formarse. “Estudié fuerte el español”, por lo que llegó a alcanzar un B1. “Además, empecé un curso en un Centro de educación a distancia (CEEDCV) para mejorar mi formación educativa. Quería obtener los estudios secundarios, pero, después de un tiempo, lo dejé para incorporarme al mercado laboral. Quería ayudar económicamente a mi familia”
Hoy sigue trabajando, aunque se encuentra en situación administrativa irregular. “He pedido el arraigo social en dos ocasiones, pero aún no me lo han concedido. Al menos, tengo suerte de tener un trabajo. Hago pizzas y otras comidas, atiendo al público…, pero, me gustaría tener papeles para trabajar en algún supermercado. Claro, aquí trabajo muchas horas, pero los días que tengo libres los aprovecho: siempre salgo a dar alguna vuelta. Me encanta hacer deporte, ir en bicicleta, y, si tuviera más tiempo, pasearía más y acudiría más veces a ver museos, aunque – asegura- ya los he visitado todos”.