El caso de Ucrania

El caso de Ucrania

Un apunte sobre los condicionantes de género y sobre la integración social

Luciana Morales / Altaveu #6 2023

Miles de personas solicitan protección internacional en España cada año. Según datos disponibles en el Avance mensual de datos de protección internacional acumulados en 2022, publicado por el Ministerio del Interior de España, el perfil de la persona solicitante de asilo está compuesto por el 45,96 % de mujeres. Otro dato estadístico interesante, en este caso, mencionado en el Informe de Actividad 2021, también del Ministerio del Interior, es que las crisis internacionales, como la actual situación en Afganistán y la guerra en Ucrania, generaron una ruptura de tendencias del perfil de solicitantes de protección internacional respecto a los años anteriores en territorio español, cuya procedencia era, en su mayoría, latinoamericana. Aunque la preeminencia de solicitantes sigue siendo de personas de países latinoamericanos, el porcentaje relativo ha disminuido considerablemente desde 2021. Caso similar ocurre en la Comunidad Valenciana, donde, según el citado Informe de Actividad 2021, el 39,6% de solicitantes de protección internacional se declararon mujeres (se estima que este porcentaje haya aumentado durante el año 2022).

El creciente proceso de feminización de los flujos migratorios internacionales forzados ha ganado terreno en los estudios migratorios en España de modo general, especialmente desde principios de los años 80, con investigaciones basadas en la perspectiva de género y la interseccionalidad. El caso de Ucrania demuestra particularidades frente a otros procesos migratorios internacionales forzados en términos de los condicionantes de género que afectan las experiencias de las personas refugiadas ucranianas. La historia de Olena1 nos ayuda a comprender mejor cómo algunos de estos factores afectan directamente las trayectorias de personas refugiadas ucranianas que encuentran asilo en España, en especial la situación de las mujeres. Merece la pena mencionar que, además del género, otros factores condicionantes son igualmente importantes a la hora de analizar el caso de Ucrania, tales como la etnia de la persona, su religión, su sexualidad, su clase social etc. El caso de Olena es simbólico porque evidencia que, por tratarse de una zona de guerra, durante los primeros meses las personas ucranianas que buscaron refugio en otros países fueron, en su mayoría, mujeres y personas mayores, mientras que los hombres permanecían en el país. Su relato empieza con la salida de Olena y su madre, Anna2, del territorio ucraniano, quienes huyeron de la zona de conflicto “por suerte”, ya que necesitaron contar con la ayuda de desconocidos que las llevaron en coche hasta la zona de Ucrania Ocidental, desde donde se podía coger autobuses a Polonia con el soporte de entidades responsables de brindar ayuda humanitaria. La fuga no fue programada, las dos pudieron llevarse solo dos mochilas. Según Olena, tuvieron 15 minutos para reunir lo que pudieron de sus pertenencias y partir a Ucrania Occidental.

Desde Polonia hasta Valencia fue un largo camino. De Ucrania a Varsovia, de Varsovia a Berlín, de Berlín a París, de París a Barcelona, de Barcelona a Valencia; viajes estos que hicieron en trenes subvencionados por la Unión Europea. Seis días en total. Durante todo el trayecto, Olena y Anna fueron acompañadas por voluntarios que hablaban ruso o ucraniano e inglés. Recuerda Olena que la decisión de venir a Valencia fue motivada por una amiga que vivía en la ciudad, quien las iba a recibir en su casa en el primer momento, hasta que consiguieran una oferta en un piso dedicado a la acogida de personas refugiadas y, por consiguiente, el permiso de residencia de 2 años.

La experiencia de Olena demuestra cómo el proceso de los trámites burocráticos para los solicitantes de refugio ucranianos fue, y continúa siendo, muy rápido, ya que la solicitud de protección de Olena fue concedida en apenas 1 mes y medio y su permiso de residencia en 2 meses. Esta no es la experiencia de muchas personas solicitantes de protección internacional en España que proceden de otros países. Desde entonces, Olena y su madre consiguieron una vacante en un hostal gestionado por una de las entidades sociales subvencionadas por el Ministerio de inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Olena describe su experiencia en dicho hostal como un “milagro”, pues ella y su madre pasaron buenos momentos allí con familias ucranianas (compuestas por mujeres en su mayor parte) durante los primeros 6 meses de estadía; después, recuerda, entró también una familia de personas venezolanas en el mismo dispositivo. Cada familia tenía una habitación propia y compartían solo las áreas comunes. En las palabras de Olena, “el trato era muy bueno” y las trabajadoras sociales “venían casi todos los días al piso”. Además de la vivienda, otros servicios fueron ofrecidos a ellas, tales como la manutención, acompañamiento psicológico y jurídico, clases de castellano, reuniones de grupo con una psicóloga especializada, entre otras acciones sociales. Al finalizar la fase de acogida, Olena y su madre podían haber optado a ayudas de alquiler y de necesidades básicas durante 1 año, proporcionadas por la misma entidad social, pero decidieron seguir a otro país por la dificultad de encontrar empleo y vivienda en Valencia.

Olena comenta, por otra parte, que, al igual que las otras mujeres del hostal, tuvo una serie de dificultades para integrarse a la sociedad española, como pueden ser la falta de fluidez en el idioma, los elevados precios de los alquileres y la dificultad de acceder a un piso bajo la asignación de ser una persona refugiada, así como la dificultad de conseguir empleo remunerado. Para Olena, fue fácil hacer amistades con las compañeras de piso de la época en que vivían en el hostal, pero tuvo dificultad para hacer nuevas amistades en Valencia después de ese período.

A pesar del apoyo constante de las organizaciones sociales subvencionadas por la administración pública, solicitantes de protección internacional y solicitantes de protección temporal, como es el caso de quienes proceden de Ucrania, así como las demás personas refugiadas, sufren varias dificultades, principalmente en el ámbito de la vivienda, de la sanidad y del empleo. España es un país con graves problemas de acceso al mercado de trabajo y de vivienda, lo que acaba llevando a solicitantes de asilo y personas refugiadas a una situación de extrema vulnerabilidad. Pero, vamos más allá. Si a la escasez de vivienda a precios asequibles, sumamos la pérdida del permiso de residencia y de trabajo producida al ver su expediente de asilo denegado, la situación de vulnerabilidad aumenta, exponiendo a hombres y mujeres a una precariedad que puede llevar a discriminarles por razón de origen, género, etc.

NOTAS

1 Nombre ficticio utilizado con el fin de resguardar el anonimato de la interlocutora.

2 Supra

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