Urban pilates

Christian Losada de Castro | Altaveu #5 2022

Movimiento inteligente: Un lugar donde disfrutar del ejercicio bien hecho

Mulham pasó a formar parte de la plantilla de Urban Pilates con una no muy extensa formación en pilates, un título universitario de fisioterapeuta no homologado y la carencia del dominio del idioma español. Sin embargo, su experiencia profesional y actitud fueron determinantes para ser contratado. Por esta razón, nos acercamos a uno de sus tres centros, Urban Artes y las Ciencias, para conocer cómo fue este proceso.

Entrar a Urban Pilates supone un vuelco a esa idea preconcebida de lo que es el pilates. Después de atravesar la puerta, previa parada ante una de esas cámaras especiales que registran tu temperatura, el acceso a las instalaciones supone, para alguien que solo ha visto el pilates en un centro deportivo o un gimnasio (por poner algún ejemplo), un momento de asombro. Yvan, fundador y Responsable de Centros Urban Pilates, consciente de mi equívoco, me introduce brevemente en el origen de esta disciplina. “El pilates siempre ha sido con máquinas. Esto que ves, un Cadillac, un reformer, un barril y una silla de pilates, lleva más de cien años. Cuando hablan de los beneficios del método pilates, tiene que ver con lo que ves. Es gimnasia y para poder hacerla bien necesitas la aparatología que creó Joseph Hubertus Pilates. Así que esto que ves es lo que vas a encontrar en un estudio especializado en pilates”. En efecto, J. H. Pilates fue un niño enfermizo, lo que le llevó a estudiar la manera de fortalecer el cuerpo humano mediante el ejercicio. Para los más débiles y enfermos montó sobre las camas un sistema de poleas y cuerdas para ejercitar los músculos, lo cual fue el origen de algunos de sus posteriores aparatos.

Sentados en una de estas máquinas, es fácil percibir que todavía estamos viviendo un tiempo de pandemia. Las señales indicativas vienen acompañadas de la implementación de un sistema de lámparas ultravioleta y fotocatálisis como sistema de purificación del aire. “Se trata de generar confianza. Para nosotros, lo primero es el equipo con que trabajamos y el cliente. Ha sido un periodo muy difícil, pero no hemos quitado ningún privilegio a nadie del equipo, ni ningún servicio al cliente”. Para sortear la pandemia, también debe tenerse en cuenta la experiencia y la facultad para buscar soluciones que otorga el llevar en València 15 o 16 años, no sólo como centro especializado, sino también como academia. Todo su equipo está formado allí, pero también nutren con su profesorado a gran parte de València, formando en clínicas, gimnasios, etc. Este aspecto, el de la formación, es clave para entender el proceso por el que Mulham fue contratado.

Mulham empezó a trabajar en Urban pilates mucho antes de la pandemia. Hará ya unos tres años llegó presentando un currículum como profesor de pilates y la carrera de fisioterapeuta. “Tenía la dificultad del idioma y, claro, la fisioterapia que se da en Siria no coincide mucho con la que se da aquí en Occidente, con lo que el título no es homologable y, bueno, su formación en pilates no era muy extensa. Entonces, nosotros le ayudamos a través de la formación y contamos con él enseguida. No fue fácil para él porque al dar una clase de pilates en nuestros centros, que ya llevamos mucho tiempo, los clientes notan enseguida si alguien es nuevo. Además, no fue fácil, sobre todo, por el idioma. Pero, al final, con su actitud y con sus ganas de hacer las cosas bien, y el cariño que le damos nosotros (y él, que también es muy cariñoso), se ganaba a la gente. Al final, lógicamente, con el tiempo, el idioma fue mejorando y la técnica también y, hoy en día, cuando da las clases es de los profesores más buscados. Lo hace muy bien, le gusta mucho a la gente”.

Yvan deja claro que él no es especialista en inmigración. “No sé si tenía tarjeta roja o qué tipo de documentación tenía. Sólo sé que se la pedimos, la enviamos a la gestoría y estaba todo correcto. Así que lo contratamos, primero a media jornada de tardes. Al poco tiempo, Mulham solicitó más horas y pasó a jornada completa.” Insistimos en este punto, ya que el desconocimiento de la documentación es un hándicap a la hora de la contratación. La respuesta es contundente: “No tenemos un plan para inmigrantes. Nosotros trabajamos con personas y, cuando viene una persona, dependiendo de las condiciones que tenga directamente, hacemos una cosa u otra. Cuando llegó Mulham, necesitábamos un profesor de pilates y ampliar plantilla. Vimos su voluntad por aprender y querer trabajar. Entonces, aceleramos el proceso de aprendizaje con una persona sólo para él, aparte, agilizando ese proceso de adaptación”.

Terminamos la entrevista. Pero, justo, antes de la despedida, Yvan añade: “No sé si tendrá algo que ver con nuestra forma de ser, pero yo soy asturiano. Nací en Bruselas y soy de padres inmigrantes. Estuve once años allí y regresamos a España. Quizás, por eso, nosotros no miramos si alguien es español o española, nosotros miramos a las personas, sean de donde sean.”

En la actualidad, Mulham se mueve entre Bélica u Holanda, pero cuando regresa a València suelen contar con él, por lo que siguen en contacto. Sus inquietudes le hicieron regresar a la Universidad para homologar su carrera, por lo que tuvo que dejar el trabajo. Hace poco terminó sus prácticas en el Hospital Universitari i Politècnic La Fe.ç

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